La crême de la crême

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El nombre de esta nota no refiere, como pareciera, a un nivel excelso en la gastronomía del restaurante en cuestión, el villaurquicense Rotco, sino a la cantidad de crema que abunda en sus platos. Rotco está situado en los lindes de Villa Urquiza, en una zona bastante agradable del barrio, en una esquina de la pintoresca avenida, cuasi boulevard, Mendoza. Este es uno de los detalles más significativos al analizar la rareza de este establecimiento. El lugar no es fino, ni lujoso, ni moderno, ni de moda. La ambientación es bastante ordinaria, paredes amarillas, estantes en las paredes repletos de botellas de “Michel Torino”, alguno que otro objeto inentendible colgado de las paredes, un salón muy pequeño, demasiadas mesas y escasa posibilidad de movilidad. Es imposible levantarse de la silla sin golpear a alguna persona en la mesa de atrás. Los baños son descuidados y nunca hay papel. Hasta aquí pareciera no haber razones para visitar este pequeño antro, pero, sin embargo existen varias razones por las cuales tantas personas hacen fila a diario para comer allí, rebalsando el lugar, sus mesas en la vereda y sus bancos de espera. Y las razones son las siguientes: precios muy bajos, platos gigantes y comida buena. No excelente, no deslumbrante, pero si buena. Los pedidos de pizzas y empanadas salen a cada minuto hacia las mesas del local y hacia las motos de los deliverys. La carta, con un formato original, no es muy larga, aunque si algo presumida. Lo que causó nuestra buena impresión de la misma es un menú diurno y nocturno, de $23- y $30- respectivamente, que incluye plato principal, bebida, postre y café (y no se cobra cubierto). Imagínense pagar nada más que $30 por una comida completa, muy abundante y bastante buena para el precio que conlleva. La comida es rica, no deslumbrante. Si los platos son algo pretenciosos. El “Pollo relleno” es una amalgama de pollo, jamón y queso, envueltos en piel de pollo y bañados (como no podía ser de otra manera) con mucha crema y acompañando de una muy abundante guarnición. Las pastas son mercerizadas, pero igualmente buenas (La Juvenil) pero las salsas dejan un poco que desear. La salsa “Mediterranea” consiste en mucha crema, sin gusto alguno, y un puñado de aceitunas negras y albahaca. Como decía antes, todo, todo, tiene crema. Definitivamente la dieta no combina bien con este lugar. También se animan a incluir en este menú, platos más elaborados como una “Batata rellena con choclo y miel” y un “Papillote de pescado con verduras” (no lo llaman así, pero es el mismo concepto), que no son recomendados por las mozas y tampoco nos animamos a pedir. Los postres son más tradicionales, nada de otro mundo, pero persiste esta necesidad (innecesaria) de palermitar los nombres de los platos. De este modo, la ensalada de frutas se llama “Macedonia de frutas”, la torta de chocolate es un “Brownie tibio” y lamentablemente las “2 bochas de helado a elección” son una casatta de vainilla, frutilla y chocolate. Necesidad innecesaria, decía, ya que no aumentan el precio de los platos por ponerle estos nombres (como pasaría en cualquier restó de Palermo, o en su parodia de Capusotto “Uy, nos rompieron el orto”). Todos los platos del menú valen lo mismo, aún los que llevan los nombres más excéntricos. El problema es que, al ver esos nombres, el comensal espera su orden con gran expectativa y recibe un buen plato (de nuevo, muy abundante) pero que no cumple las promesas realizadas). Estoy seguro de que si los platos se llamaran “Ñoquis de calabaza con crema de aceitunas” cumplirían con creces las expectativas del comensal, lo que no ocurre cuando uno pide la “Salsa mediterránea”. Finalmente, como punto muy a favor, la atención es muy buena y uno es recibido con un plato de pan casero (presumiblemente) calentito y acompañado de un dip (que al principio parecía queso crema con verdeo, pero que resultó ser una muy pesada crema batida salada). Las pastas también vienen acompañadas de otro tipo de pan casero 8de nuevo, presumiblemente) también calentito. Como recomendación personal, vayan con un grupo de amigos hambrientos alguna noche cualquiera, después de un picado o un día que quieran comer bien sin gastar mucho. No lo recomiendo para salida romántica ni mucho menos.

Datos de contacto

Bauness 2102 (Esquina Mendoza) – Villa Urquiza

4522-0155

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