Lo peor de Palermo, en Caballito

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Palermo pasó de moda. El termino “Restó” dejó de ser cool y servir “fina lonja de carne de novillo con croutê de pan y cocida en aceite en ebullición” pasó a ser tan vulgar como servir una milanesa. Pero en Magno aún no lo saben. Aun no saben que los puffs, los individuales de papel y las paneras de cuerina tenían onda en el 2004. La ambientación palermitana de principios de los `00, las luces bajas, las velas al mediodía y una barra de bebidas con luces de neón de fondo, no pueden compensar una comida mediocre. Esto es lo malo de copiar un formato hasta el hartazgo sin creatividad ni habilidad culinaria.

Fuimos a almorzar a este antro “fashion” en el barrio de Caballito, a ser sincero, por la cercanía y el descuento del Club La Nación. Pero el almuerzo se convertiría en una estadía de media tarde. Debo admitir que, pese a no contar con precios bajos (el promedio de precio por plato es de $30-$40) ni con comida de calidad, el lugar estaba lleno. El descuento antes mencionado debe ayudar con la clientela. La carta, de mas esta decirlo, cuenta con hojas y hojas, con las mas variadas ofertas gastronómicas, desde pizza, pastas, parrilla, hamburguesas, ensaladas, woks, etc. Al no poder especializarse en un solo estilo culinario, decidieron fallar en todos juntos. Éramos tres. Pedimos dos hamburguesas completas y una ensalada. La carta de ensaladas ocupaba toda una carilla y nombraba mas de diez variedades de ellas, que variaban entre si en uno o dos ingredientes, pero llevaban nombres como “Del Mar”, “Del Bosque”, “Mediterránea”, etc. ¡¡Entiéndanlo!! El hecho de que lleve champignon no hace a una ensalada “Del Bosque”, la rúcula no la hace “Mediterránea” y al atún de lata no la hace “Del Mar”. Están muy equivocados. Estos exquisitos y refinados manjares tardaron en llegar a nuestra mesa más de una hora. En el medio llegó la canasta de pan (a los 15 minutos de haber ordenado la comida), a la media hora llegaron los aros de cebolla que habíamos pedido de entrada (que para resaltar algo bueno en esta nota, estaban bastante ricos) y pasada la hora, los platos principales, muy complicados de preparar, seguramente, teniendo en cuenta la tardanza. Finalmente lo que recibimos no valió tanto la espera. Las hamburguesas, si bien caseras, no eran la gran cosa, las papas fritas de guarnición eran Mc.Cain y la presentación muy descuidada. La ensalada no se quedaba atrás. Un bowl repleto de “verdes” era el colchón de los pocos ingredientes que amenizaban la “Ensalada del bosque”. Algunas rodajas de champignon, tomates cherry, cubos de queso tybo y aceitunas negras (las más feas que recuerdo haber probado en toda mi vida). La ensalada “Mediterránea”, que no pedí, pero no hubiera podido distinguir casi de la “del bosque” cambiaba los champignons y las aceitunas por tomates secos y aceite de oliva, como si este contara como ingrediente y no como aderezo.

La experiencia, en resumen, fue de lo menos satisfactoria. Que mas se puede decir de un restaurante que en su página de Internet no tiene el menú, ni una descripción acotada del mismo, sino una amplia galería de fotos de su barra con luces multicolores y de los famosos que han transitado por sus pagos. Altamente no recomendable.

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